martes, 7 de agosto de 2007

Ponencia en la Confederación Estatal de Asociaciones de Vecinos



PONENCIA

MIGRACIONES GLOBALES: los nuevos vecinos, impactos y retos de la inmigración en España


Autor: Antonio Tejeda Encinas (mayo 2007)


INDICE:


SALUDOS

INTRODUCCIÓN

MIGRACIONES. UN ANTES Y UN DESPUÉS EN UN ÁMBITO GLOBALIZADO

IMPACTOS MIGRATORIOS A ESCALA EUROPEA

IMPACTOS MIGRATORIOS A ESCALA NACIONAL

IMPACTOS Y RETOS LOCALES: Glocalización de la inmigración.

EMIGRACIÓN ESPAÑOLA

CONCLUSIONES


SALUDOS

Buenos días a todos y todas. En primer lugar, y como no podía ser de otra manera debo mostrar mi agradecimiento por la amable invitación que he recibido por parte de la Organización de estas jornadas que se enmarcan en el ámbito del Congreso Constituyente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Vecinos a la que desde aquí quiero mostrarles mis sinceros deseos para que el nuevo camino que ahora comienza siga la senda del espíritu que anima su creación y en definitiva sirva de cauce de participación de todos y todas en la lucha por la cohesión social.

INTRODUCCIÓN
Entrando en materia. Lo cierto es que cuando me comentaron cuál era el título de la ponencia se me vinieron a la cabeza multitud de cosas sobre las que se podía conversar y otras tantas que podrían hacer insufrible esta jornada.

Una radiografía de tanto calibre se me antoja harto compleja, y seguramente yo sea la persona menos capacitada para dar una ponencia magistral al respecto. Pero podríamos, sin embargo, dar unas pinceladas de los distintos niveles de globalización para posteriormente descender a la GLOCALIZACIÓN de la inmigración, que en definitiva es el ámbito en el que se mueven las asociaciones de vecinos y es el espacio ordinario de convivencia de todos los aquí presentes. Es decir, las ciudades son las receptoras de migrantes y es ahí dónde hay que aprender no a gestionar la diversidad social, sino que el reto debe consistir en buscar los equilibrios entre diversidad y cohesión mediante formulas que dinamicen este nuevo contexto social.

Un modelo de integración que se visibilice a través de la participación ciudadana de forma individual y apostando por formulas de tejido asociativo fuerte que aglutinen la voz de todos los grupos de personas que lo integren.

Según datos del Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia del 22 de marzo de 2007 un 79,6% de los encuestados son favorables a la extensión del derecho al voto a las personas inmigradas en las elecciones municipales, un porcentaje que ha aumentado un 19,6% respecto de la encuesta del CIS de 2005.

Como saben, hasta ahora sólo a través de Convenio de Reciprocidad pueden acceder al derecho al voto los extranjeros extracomunitarios.

Por otro lado, una unidad de acción en igualdad con los trabajadores autóctonos que adopten una actitud crítica ante la organización económica, social y laboral y suponga una militancia orientada a trabajar por una sociedad más igualitaria y participativa.

El reconocimiento y ejercicio de la libre sindicación no debe supeditarse sólo a la regularidad administrativa ya que ni la Constitución Española, (art. 28.1) ni la LOLS (LO 11/1985) ni el convenio 87 de la OIT (relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación, ratificado por España en 1977) prevén excepciones o restricciones de afiliación.

En último lugar de esta ponencia, me gustaría reflexionar someramente sobre algunos datos de la emigración española, que contrastan con el tópico de que todos los españoles salíamos de España con papales bajo el brazo.

MIGRACIONES. UN ANTES Y UN DESPUÉS EN UN ÁMBITO GLOBALIZADO

El movimiento de personas de unos lugares a otros es tan viejo como la propia humanidad. A ésta podríamos describirla como la cultura nómada que tiene toda persona en su interior. Así, Europa fue receptora de culturas antiguas muy diversas y en España se asentaron, griegos, fenicios, romanos y árabes entre otros.

Se habla de falacia cuando se le da dimensión de fenómeno viejo, pero es que, en realidad, es cierto que no son novedosos los flujos de personas. Lo verdaderamente importante es la magnitud que alcanza actualmente y que todos están dispuestos a asegurar que va unido a la llamada globalización.

La intensidad y continuidad de las migraciones tiene lugar dentro de un sistema global. Este sistema actúa sobre todo en la vertiente de la economía: libertad de movimientos para las mercancías, capitales, la información, bienes, servicios, etc.

Una de las soluciones de manual es la de que reparando los problemas económicos en los países exportadores de inmigrantes se paliaría el mayor porcentaje de inmigración. Pero, no se trata únicamente de solucionar –llamémosle- dicho “contratiempo” sino de permitir que cualquier persona se pueda mover libremente por el mundo, es decir, la garantía del derecho humano universal a emigrar.

Si se está consiguiendo con los bienes, servicios y capitales -favorecidos por la globalización- también debería ser posible hacerlo con las personas. Pero, esto no interesa, la pobreza no tiene atractivo

Así, dependiendo del punto de vista que se escoja se habla: de necesidad del mercado de trabajo y cupos para satisfacer dicha demanda o se habla de cohesión social, convivencia, interculturalidad... no hace mucho que se empieza a hablar (en no menos casos con fines partidistas), de los derechos de ciudadanía.

Hasta ahora, la mano invisible del mercado es la que sigue triunfando y por tanto es a la que hay que poner coto para que la globalización se construya y gobierne con tintes solidarios e integradores. Son innumerables las personas, incluso de Instituciones, que reclaman una rectificación. Michel Camdessus, ex Director General del Fondo Monetario Internacional ya decía en el año 2001:

“No hay que considerar el mercado como una divinidad a la que hay que adorar. Se ha visto que el mercado solo, sin regulación pública eficiente, no funciona bien y puede crear situaciones sociales y de poder destructoras para la democracia y para el mismo mercado”

IMPACTOS MIGRATORIOS A ESCALA EUROPEA

Una de las principales áreas regionales de recepción de inmigrantes es Europa. Sin embargo, la “fortaleza europea” permite la libre circulación, sin controles fronterizos entre los estados firmantes. Pero, de cara al exterior, el control de fronteras es el mecanismo defensivo imperante existiendo la mano tendida según las necesidades coyunturales del mercado de trabajo mediante la política de convenios con los países de origen de los inmigrantes.

Sin embargo, no es posible considerar que ese blindaje de “inmigración cero” sea posible en la UE y ello hace viable que la inmigración comience a ser un objetivo estratégico en sus políticas. Aun así las políticas nacionales se siguen negando a ceder competencias a nivel comunitario para desarrollar una verdadera “Agenda Común” que armonice la inmigración a escala europea.

Por dicho motivo los mayores acuerdos siempre se han conseguido en el ámbito del control común de las fronteras exteriores. Aunque los Estados siguen sin ceder suficientes competencias y recursos para su programa estrella: la lucha contra la inmigración ilegal.

El “enfoque global europeo sobre la inmigración” que surge como “línea de alto voltaje” de la última cumbre de Bruselas en diciembre de 2006 tiene como clave de esta política el desarrollo de la cooperación en el control de fronteras, la promoción de incentivos para la negociación de acuerdos de readmisión con países de tránsito y de origen, así como el establecimiento del "corresponsabilidad" en la gestión de rutas migratorias. Es decir, ¡Más de lo mismo!

La otra cara de la moneda, la inmigración legal, sigue escapando a un debate serio e implicado en dar soluciones a medios de acogida, recursos, integración, sensibilización ciudadana, etc. la unanimidad sigue siendo la regla de toma de decisiones del Consejo de la UE y por tanto el vivero de dificultades para la adopción de una política común de migraciones.

Por otro lado, la bofetada al Tratado de Constitución Europea, la cual establecería, de ser aprobada definitivamente, más posibilidades para la integración de los inmigrantes y el reconocimiento de sus derechos, incardinaría los principios directores de una Política Común en materia de inmigración, cosa que no acontece en los Tratados actuales. Así mismo, según el texto del Tratado Constitucional, la Unión adoptaría medidas para dar soporte a los esfuerzos de los Estados miembros en materia de integración de los ciudadanos de países terceros.

Ahondando más, si cabe, la incorporación de la Carta de los Derechos Fundamentales en la Constitución europea en la Parte II es un gran avance en el respeto de los Derechos Humanos incluidos los derechos de nacionales de países terceros que residan en territorio europeo.

Al margen de polémicas con respecto a las bondades o no del Tratado de Constitución, éste puede ser la llave que abra las puertas del “telón de acero” que Europa ha tejido para la inmigración.

IMPACTOS MIGRATORIOS A ESCALA NACIONAL

En España se ha modificado la pauta migratoria y a partir de los 80 se ha convertido en un país de inmigración. Como todos sabemos la tendencia al alza de la misma se ve influenciada por el continente africano y por las relaciones y vínculos con Latinoamérica.

La nota de prensa del Instituto Nacional de estadística de fecha 1 de marzo de 2007 fija la población residente en España a 1 de enero de 2006, en más de 44.000.000 de personas empadronadas (44.708.964), de las que más de 4.000.000 eran extranjeras (4.144.166), es decir, el 9,3%, de la población es extranjera.

Los extranjeros más numerosos son los marroquíes (563.012), seguidos de los ecuatorianos (461.310), los rumanos (407.159), Reino Unido (274.722) y los colombianos (265.141).

El aumento de población más importante se produjo en la costa mediterránea, en Madrid y en Cataluña. Las zonas con menor crecimiento fueron las comunidades autónomas del interior y del norte del país

Estas cifras contienen el resultado de la aplicación, por vez primera, del procedimiento de caducidad de las inscripciones padronales de los extranjeros no comunitarios sin autorización de residencia permanente que no sean renovadas cada dos años, establecido, en virtud de la modificación del artículo 16 de la Ley 7/1985 Reguladora de las Bases del Régimen Local, por la Ley Orgánica 14/2003, de 20 de noviembre. Por ello, se han repercutido las salidas de extranjeros del país no registradas hasta este año.

Lo que sí podemos afirmar es que durante los últimos nueve años España ha sido el principal país de la UE en acogida de inmigrantes. Este crecimiento sin precedentes, podríamos aventurarnos a decir en el mundo -debido a dicha concentración en tan poco tiempo- está provocando un impacto a todos los niveles que se está estudiando desde todas las vertientes y disciplinas científicas de la sociedad.

Esto no quiere decir que estemos siendo sometidos a una invasión, sino que en poco tiempo la percepción de la cantidad de inmigrantes que están en este país ha crecido cuantitativa pero también cualitativamente referido en este último extremo a un clima “contra inmigración” al que por cierto la prensa no contribuye positivamente.

Efectivamente, ya en noviembre de 2006 responsables de informativos de todas las cadenas generalitas españolas de ámbito nacional hicieron una autocrítica –entonaron un mea culpa mediático- acerca del tratamiento que dan sus medios al fenómeno de la inmigración. Todos coincidieron en la simplificación que se hace de la realidad "poliédrica" de ese fenómeno.

Ciertamente, en el verano pasado, todas las cadenas daban información sobre una “marea de color negra” proveniente de la “necrópolis” del Estrecho de Gibraltar y aguas canarias cuyas imágenes provocaron gran impacto en las encuestas del CIS.

Ese cementerio anónimo es la puerta de los horrores de muchas personas todos los años. (Tanto el País como el Mundo ya se hacían eco en julio de 2001 de los datos proporcionados por la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España –ATIME- refiriendo los cerca de 4000 muertos en aguas del Estrecho).

Bien es cierto que a esa percepción de “oleada masiva” contribuye la irregularidad -la mal llamada ilegalidad- sin embargo, lo que sí es cierto es que más del 80% de las entradas se producen de forma legal y devienen en situaciones irregulares con posterioridad por diversos motivos (por ejemplo la indocumentación sobrevenida, es decir, personas con sus papeles en regla que por cuestiones administrativas de tardanza en tramitaciones, barreras burocráticas, etc. terminan en dicha situación).

Pese a todo, el hecho de que se empiece a reconocer que hay un fenómeno migratorio es una de las bazas principales para que entre en juego otros actores en la política de inmigración (sociedad civil, agentes sociales, asociaciones de vecinos, etc.). Y lo que no cabe duda es que a los políticos empieza a preocuparles el tema, sobre todo en época electoral.

Dicha politización de la inmigración hace un flaco favor a la misma y la aleja de un verdadero Pacto de Estado que tenga como uno de sus ejes principales la lucha contra los traficantes de personas.

IMPACTOS Y RETOS LOCALES: Glocalización de la inmigración.

Empieza a ser común en toda nuestra geografía hablar de barrios multiculturales, ya no bien por ser barrios exclusivos o excluyentes de inmigrantes sino que ciudadanos de otros países se encuentran viviendo en la puerta de al lado, circulando por las calles o trabajando junto a nosotros. Es visible la utilización de espacios públicos o servicios públicos que compartimos con ellos ya que tenemos las mismas necesidades.

En los últimos años, ha ido creciendo una ola de xenofobia en algunos casos con rasgos violentos de carácter racista, con agresiones contra “los extranjeros”.

Podemos recordar los sucesos en el país vecino, donde jóvenes que sólo conocían el francés como lengua materna, que no conocían los países de origen de sus padres, no fueron incluidos, cohesionados, reconocidos como ciudadanos, decidieron ampararse en la destrucción, y pusieron en tela de juicio a una de las sociedades de mayor experiencia en acogida de inmigrantes y refugiados.

En España, que la legislación sobre extranjería e inmigración apenas mencionen en su articulado a las Entidades Locales no implica que no tengan competencias estrechamente interrelacionadas con el fenómeno migratorio, pero sí que obliga a un esfuerzo interpretativo de la normativa aplicable para determinar qué espacios corresponden a cada instancia administrativa.

A pesar de no intervenir en la determinación de la política general, sí se ven obligadas a responder directamente a las diferentes necesidades que surgen y con el correspondiente coste económico y social.

No sólo debemos hablar aquí de integración del inmigrante en situación administrativa regular, sino que debe contemplarse cualquiera otra situación, por cuanto son también ciudadanos con derechos, como verbi grattia, derecho a asistencia sanitaria pública de urgencia, empadronamiento, educación, etc. Hasta que no sean devueltos a su país de origen o bien se proceda a su regularización por alguno de los mecanismos legales establecidos en la LOEX, estos extranjeros están residiendo de forma efectiva en el correspondiente término municipal Que la administración local mire para otro lado puede crear una profunda fractura social entre inmigrantes y autóctonos

El Plan Estratégico de Ciudadanía e Integración 2007-2010 (aprobado por el Consejo de Ministros en febrero ), va dirigido al conjunto de la población, tanto autóctonos como inmigrantes, ya que está orientado a potenciar la cohesión social y la integración de los inmigrantes.

Muchos de los servicios que se prestan a la ciudadanía, sea española o extranjera, son responsabilidad de las Corporaciones Locales y de las Comunidades Autónomas (empleo, educación, vivienda, sanidad, asuntos sociales, etc.) es evidente que las Comunidades Autónomas tienen asumidas numerosas competencias en estos ámbitos, a través de sus propios Estatutos de Autonomía y de las transferencias competenciales realizadas, y la Administración General del Estado, además de establecer los marcos normativos pertinentes, debe potenciar esos servicios, apoyando a las administraciones responsables de los mismos. Aun así, según refiere el propio Plan Estratégico, éste tiene carácter estatal. En ese sentido se configura como un Plan Marco para la cooperación de todos los actores relevantes.

Finalmente, también las entidades locales ostentan competencias que inciden en las políticas de integración, y de hecho existen también numerosos municipios que cuentan con Planes de Integración propios o que, en cualquier caso, desarrollan multitud de iniciativas en este ámbito.

Ahora bien, ese Plan deja a las Entidades Locales con las manos libres para llevar a cabo sus políticas públicas y para dar una respuesta coordinada y eficaz en torno al fenómeno de la inmigración. Pero en cuestiones de inmigración se exigen, por lo general, actuaciones rápidas y concretas sin tener en la mayoría de los casos medios reales para la intervención.

Fuera de posturas alejadas del asistencialismo se debe ser consciente de que las ciudades de los próximos años, en la faceta que ahora nos ocupa, estará en gran medida condicionado por la manera en que gestionemos la inmigración.

Según la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre una política comunitaria de migración:

“…Las condiciones sociales a que se enfrentan los migrantes, la actitud de la población de acogida y la presentación por parte de los responsables políticos de los beneficios de la diversidad y de las sociedades pluralistas, son vitales para el éxito de las políticas de inmigración...“

(Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre una política comunitaria de migración)
(COM (2000) 757 final) (págs.5,20).

Como podemos observar, de los tres pilares mencionados son depositarias las ciudades de cogida, los políticos que las gestionan y por supuesto los ciudadanos que habitamos en ellas.

Hay multitud de estudios que explicitan que una política de inmigración puede convertir dicho fenómeno en un factor de progreso y dinamismo si es coherente en materia de recepción de emigrantes, honesta en el apoyo a los que ya se encuentran en la ciudad y si dicha política está comprometida y es realista con la cohesión social: la inmigración no sólo tiene un gran impacto económico positivo sino que aporta una población con energía y con proyectos de futuro, conlleva nuevos elementos a nuestra diversidad, y enriquece social y culturalmente nuestras sociedades.

Se trata de una fusión de culturas que interaccionan y dan lugar a una situación compleja pero a la vez depositaria de segmentos diferenciales y que depara en lo que yo denominaría una “Glocalización de la Inmigración” que se sustenta sobre la base de que la globalización se relaciona inexorablemente en ámbitos locales que es dónde en definitiva se mueve la nueva sociedad introducida a escala local. Las personas que emigran se instalan en una ciudad, un barrio, una escuela, un puesto de trabajo, etc., que no son lugares globales sino espacios concretos.

(Glocalización: neologismo inglés Glocalization. Lo global es inseparable de lo local).

Pero también es cierto que la integración responde, como no podía ser de otra forma, a la participación activa de los inmigrantes -que no tiene porqué conllevar la perdida de su identidad individual y colectiva- cohonestada con una sociedad de acogida que pone sus esfuerzos para encontrar espacios de dialogo entre las diferentes culturas y de esta manera desembocar en un nuevo modelo social donde las diferencias son un punto de encuentro y una fortaleza para la propia organización social. Por tanto, debemos rechazar la idea de que la integración es sólo un proceso de adaptación del inmigrante a la cultura de la sociedad de acogida ya que la diversidad cultural es una característica del mundo democrático.

Ahora me gustaría dar un brevísimo repaso a las cifras de la emigración española por cuanto de interesante puede ser para hacernos una idea de que las migraciones, tanto regulares como irregulares han existido siempre.

EMIGRACIÓN ESPAÑOLA
Durante los últimos 400 años España ha sido un país de emigrantes.

Fuentes:
Fundación Ramón Rubial-Españoles en el Mundo.
Resto fuentes están citadas en http://sauce.pntic.mec.es/jotero/

Hasta el año 1860 se calcula que salieron algo más de 200.000 emigrantes de España hacia América

Entre 1900 y 1930 emigraron algo más de tres millones de españoles (3.253.448). Según las cifras oficiales, aunque las investigaciones recientes calculan que alcanzarían casi los cuatro millones y medio (4.360.387). La diferencia entre ambas cifras se debió a la emigración clandestina: entre un 20 y un 30% emigraron de forma clandestina para no cumplir el Servicio Militar o evitar pagar las tasas de salida.

Esa emigración se estableció fundamentalmente en Cuba, Argentina, Venezuela, Brasil y Uruguay. Hay que tener en cuenta que más de la mitad de los que partieron regresaron a España.

Las dos grandes corrientes migratorias españolas del siglo XX fueron las provocadas por la guerra civil de 1936-1939, y la llamada "emigración económica" de las décadas de los 50 y 60- en la que los trabajadores españoles se instalan por la Europa industrializada

Entre 1936 – 1939. Se calcula que al final de la guerra se habían expatriado más de 500.00 españoles, (algo más del 2% de la población total del país).

Otros 15.000 consiguieron llegar a la colonia francesa en Argelia

En ambos casos fueron internados en campos de concentración, en espera de que la mayoría volviese a España al finalizar la guerra.

A partir de 1960 la corriente migratoria, que se había dirigido desde principios de siglo a América, cambia de destino y se encamina hacia Europa.

Según las cifras oficiales del Instituto Español de Emigración (IEE) entre 1959 y 1973 emigraron al continente europeo más de un millón de personas (1.066.440).

A partir de 1973 seguía habiendo más emigrantes en América que en Europa: era el fruto de muchos años de emigración: así, mas de dos millones en América ( 2.223.883) y más de un millón (1.182.264) en Europa.

Esta tendencia se interrumpió a partir de la primera crisis petrolera de los años 70 y algunos países comenzaron a restringir la entrada y contratación de trabajadores extranjeros, comenzando, desde entonces un retorno hacia el lugar de origen.

La mayoría de los emigrantes salía del país con un contrato de trabajo, establecido entre el Instituto Español de Emigración y las autoridades de los países receptores, por un periodo inicial de un año.

Pero los datos oficiales no recogen el fenómeno completo de esta emigración. Muchos emigrantes salieron de España clandestinamente, bien utilizando los contactos en el extranjero de familiares y paisanos, o, en el peor de los casos, captados por redes de emigración ilegales, que les proporcionaban el transporte y les ofrecían trabajo, en muchas ocasiones engañoso.

En Francia, la diferencia entre las cifras oficiales de emigración y el número de residentes así lo demuestran: En 1968 de los 607.000 residentes, sólo 103.892 habían llegado a Francia a través del Instituto (IEE).

En la República Federal Alemana La colonia española era muy escasa: unos mil.

En Suiza cerca de 4000, lo que unido a un control más efectivo sobre la inmigración clandestina, supuso un predominio de la vía oficial para emigrar.

En el Reino Unido, uno de los rasgos principales de la emigración española era su clandestinidad, Por ejemplo, en 1969 el IEE cifraba las entradas en 941 personas frente a las 7.290 registradas por las autoridades británicas.

En el IV Seminario de Estudios Avanzados de noviembre pasado- bajo el título Inmigración: investigaciones sobre migraciones, diversidad y convivencia en España (Presidido por el Príncipe de Asturias), señalaron los expertos que entre los años 1959 y 1963, el 44% de los españoles que emigraron lo hicieron como clandestinos o sin papeles".

En sentido paralelo ese seminario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) consideraba que la llegada masiva de inmigrantes a España se debe a que tiene "mucha economía sumergida", (Según fuentes económicas puede rondar el 25% del PIB)

CONCLUSIONES

Como conclusión:

Según el prestigioso filósofo y sociólogo francés Sami Naïr no hay política de inmigración sin tres piezas:

una gestión legal de los flujos (no confundir gestión con control) respetuosa con los principios del Estado de Derecho.

Un auténtico programa de codesarrollo que asocie a los países de recepción con los países de origen y transforme a la inmigración en un factor beneficioso para esas dos partes y para los propios inmigrantes.

Políticas públicas de integración como capítulo esencial de la política migratoria y apuesta básica en términos de convivencia. (En definitiva una verdadera política de Estado sobre integración).

A la luz de lo que se viene exponiendo debemos añadir un elemento imprescindible: la integración política o participación del inmigrante en la sociedad receptora civil en condiciones de igualdad:

En dicha línea, el primer “Manual Europeo de Integración de Inmigrantes publicado por la Comisión Europea en noviembre de 2004 recomienda dar a los extranjeros el derecho de voto.

Según el Manual, la integración de los inmigrantes no sólo pasa por mejorar el acceso al mercado laboral, los conocimientos lingüísticos o el nivel educativo. Los gobiernos deberían posibilitar también la participación de los inmigrantes en los procesos políticos y como mínimo en las elecciones municipales.

La facilitación de la burocracia para obtener la nacionalidad o el respeto de los derechos religiosos figuran también entre los elementos necesarios para impulsar la integración

La impresión es que la inmigración parece ser sólo una cuestión de números, de estadística (cupos de trabajo, cantidad de mano de obra necesaria, muertos en las fronteras de entrada..., pero mirando la inmigración desde esa óptica no conseguiremos superar los retos de la multiculturalidad.

En línea con un artículo que leí recientemente: los muros de ahora son para no dejar entrar, en contraste con los de la guerra fría que eran para no dejar salir.

Lo cierto es que la globalización necesita algún tipo de puerta para poder entrar y salir.

FP, Foreign Policy nº 13, Febrero/Marzo 2006 (los muros de la globalización por Andrés Ortega)

A partir de ahora, doy por concluida la ponencia.

Todas las intervenciones serán bien recibidas ya que aportaremos entre todos nuestro granito de arena para que a través del ámbito local y mediante el nuevo Observatorio de la Ciudadanía, que creará la Confederación Estatal de Asociaciones de Vecinos, puedan visibilizarse y articularse las propuestas y medidas necesarias para influir como mecanismo de bisagra entre la persona inmigrante y la realidad local que lo rodea.

Muchas gracias.